Identifico 3 momentos dramáticos en la vida de todo padre: las mañanas, los viajes, y las noches. Pero sin duda, yo resaltaría la mañana, como el peor de todos. Los viajes y las malas noches suelen ser más esporádicos. Las mañanas, pasan todos los días.
¿POR QUÉ SON UN DRAMA?
Ojo, a veces no lo son. A veces, se alinean los astros y los niños duermen hasta su hora. Se levantan plácidamente. Desayunan sin quejarse. La tostada les parece caviar. Se visten. No les aprieta el pantalón, ni se les engancha el calcetín. Milagrosamente, no pica ninguna etiqueta. Viene la chica que les lleva al colegio y nos vamos. Esto pasa a veces. Porque todo caótico no puede ser. De 5 mañanas a la semana que vivimos la Marathon de Nueva York en 90m2, una o dos nos sale así. Perfecto.
Tampoco es tanto tiempo el que transcurre entre que nos levantamos y salimos de casa. Será 1 hora y media más o menos. El nivel de adrenalina es tal, que cuando salgo de casa, dudo si coger un café, una tila o un marianito.
Pero ¿por qué son un drama?
Fundamentalmente, por 2 motivos: los padres vivimos cansados y dependemos del humor de unos niños que si le toca la galleta del Triceratops en vez de la del Tiranosaurio desata la III Guerra Mundial. Y es el fin del mundo. No conoces el fin del mundo hasta que a tu hijo le toca la galleta que justo NO quiere. Desbarata el ajustado timming de las mañanas. El niño ya no desayuna, con la consiguiente pelea porque lo haga.
Vivimos cansados porque en muchas ocasiones, hemos tenido mala noche. En mi ratio vamos a 2/3 malas noches de 7 por semana. Entiéndase por mala noche, bailes de cama, terrores nocturnos, salidas al baño, escapes de pipi… y demás avatares. Y al día siguiente, hay que levantarse igual y a la misma hora. Y con las mismas ganas. El cansancio físico y mental mina la moral de cualquiera. Si a eso le añades el factor «averdequehumorselevantaelniñohoy«… ¡boom!
Si vamos justos de tiempo, y además cansados todo viene cuesta arriba. Escribí un artículo en el Diario Vasco sobre el cansancio de los padres que podéis leer aquí. Con este panorama, los retos diarios a los que nos someten nuestros hijos de buena mañana suenan todos a declaración de guerra. A mis 125 «Telmo, levanta mi amor hay que ir al cole» (en diferentes entonaciones, dependiendo del número de veces que lo haya dicho) se suman los 137 «A vestir» … «A lavar los dientes…» y así envejezco varios años cada mañana.
Nunca olvidaré el engaño en el que me sumió Médico de Familia. Era el summun, el grado máximo de familia. Desayunos maravillosos y en armonia. La Juani. Emilio Aragón salía corriendo… pero no había sensación de estrés. Claro, no había sensación de estrés porque estaba la Juani que recogía todo y el abuelo que llevaba a los niños al colegio.
¿QUÉ HACER?
Fundamentalmente, en mi casa sobrevivimos con dos máximas. En las mañanas y en la vida con hijos en general. Organización, organización y organización. Rutina, rutina y rutina. ¿Nos salva la vida? No. Pero ayuda mucho.
No creo que vaya a descubrir el Santo Grial de las mañanas en paz, pero aquí van unos tips que a nosotros nos las hacen más llevaderas:
- Levantarse antes. Si se quiere hacer las cosas bien, hay que sacrificar algo de sueño. Por la paz mundial.
- Estar preparado cuando tus hijos se levantan. Esto es fundamental porque reduce la sensación de prisa y estrés. Sólo hay que ocuparse de los niños.
- Dejar lo máximo preparado la noche anterior. Ropa de los niños, aperitivos para el cole, tazas de desayuno… todo lo que se pueda. ¡Allana mucho el camino!
- La Juani. Pero ella era única, y ¡sólo vivía en la televisión!
Ánimo… y ¡felices mañanas!
1 Response
LAS NOCHES. O lo que acaba con nosotros. - Mamasuperplus
noviembre 27, 2018[…] de las mañanas como uno de los dramas más comunes de los padres. Lo podéis volver a leer en este post. Pero de un tiempo a esta parte, otro drama le ha quitado el puesto. Las noches. Todas enteras. […]