Después de mi primer embarazo con Telmo, me preguntaba cómo sería tener otro hijo. En este post os cuento las diferencias que sentí y viví de un embarazo a otro. Los diferentes sentimientos en cada etapa… El nerviosismo del primer embarazo, parto y postparto de Telmo, dio paso a sensaciones muy diferentes con el mismo proceso de la niña.
DIFERENCIAS EN EL EMBARAZO
Físicas
- Barriguita. Mientras que en el primer embarazo la barriguita tarda en salir, en el segundo, en la semana 8 ya no me podía atar el pantalón. Con el primer embarazo aguanté con mi ropa casi hasta la semana 14. Con el segundo fue imposible.
- Cansancio. Esto es subjetivo, pero en mi caso, el segundo embarazo fue más cansado. Al factor de la edad, que es importante, se le une que hay otro niño que cuidar. Las tareas se multiplican.
- Edad. En mi caso, tuve a Telmo con 31 años y a Valeria con 35. Noté muchísimo esos 4 años de diferencia. No sólo en el embarazo, si no también en el post-parto y ahora en la vida diaria. ¡El tiempo pasa para todos!
Emocionales
- El primer embarazo tuvo la belleza de lo desconocido, tanto para lo bueno como para lo malo. Ni idea de que podía ir mal, así que, viví muy feliz . Con Valeria, había leído más y sabía más de todo el proceso del embarazo. Lo viví muy feliz, pero con una serenidad mayor.
- Miedo. En el primer embarazo, no tuve miedo de nada. Pero en el segundo, consciente ya de tantas cosas que podían pasar, tuve, en pocos momentos eso sí, algo de miedo. Ahora, mientras valoro un tercer embarazo, pienso que pasaré mucho más miedo que en los dos anteriores con diferencia.
DIFERENCIAS EN EL PARTO
Ambos partos fueron fenomenal. No obstante, tuvieron muchas diferencias. El primero fue largo, unas 14 horas hasta que nació Telmo, y el segundo, más o menos unas 12 desde que rompí aguas y 6 desde que me puse de parto con contracciones fuertes. En este post os cuento como fueron mis partos.
- Primer parto. Como todo era muy desconocido, no cuestionaba ni me alarmaban los movimientos de médicos ni enfermeras a mi alrededor. Lo que ellos hacían, me parecía bien. Hoy, sabiendo lo que sé, seguramente hubiera ayudado más en el proceso, y hubiera estado encima de otras cosas. Emocionalmente, fue increíble. Una total sorpresa, y el conocimiento del amor infinito.
- Segundo parto. Aquí, ya sabía lo que había. Por eso, cuando me di cuenta de que había roto la bolsa, tranquilamente me duché. Preparé mis cosas. Llamé a mi marido, y nos fuimos al hospital. Como ya sabía lo que me esperaba, lo afronté con muchísima serenidad y felicidad. Pregunté mucho, disfruté de la compañía de mi marido en todo el proceso, me deje guiar por la comadrona en todo momento… fue más sereno. Al nacer mi hija, sentí de nuevo ese amor infinito que sentí la primera vez. No hubo ningún cambio ahí. Es el milagro de la vida.
DIFERENCIAS EN EL POSTPARTO
Aquí, vienen para mí las diferencias más grande. Dentro de que en ambos partos todo fue bien, en el de Telmo tuve una episotomía que no quiero ni recordar. Para hacerlo corto, estuve 3 semanas sin sentarme.
Físicas
- Episotomía. Con Telmo me pusieron un número indeterminado de puntos. Indeterminado digo, porque no quise ni saber. Nació con forceps, así que mi recuperación fue lenta. Además, como nadie te prepara para lo que vas a vivir, los primeros 15 días los recuerdo en una nebulosa. Creía que vivía en el «día de la marmota«, sin dormir, sin diferenciar noche y día. Con Valeria sólo tuve 2 puntos. Sentada y de paseo desde la mañana siguiente.
- Lactancia. En ambos casos fue buena. Pero la experiencia, que es un grado, hizo que metiera a Valeria a mamar en la cama desde el día 1. Ella comía dormida. Yo alimentaba dormida. Las dos felices. El problema de Telmo era que no se dormía después de cada toma… así que fui zombie durante más tiempo.
- Barriga. No he sido de conservar la barriguita postparto mucho tiempo. A partir de la segunda semana casi no tenía tripa.
Emocionales
- El amor. El mismo. Cuando Telmo nació, al instante me enamoré. Muchísimo. No dudaba que en cuanto viera a Valeria me iba a enamorar, pero no sabía si de nuevo, sentiría esa emoción. Pues sí. En cuanto la vi. El amor se multiplica al instante.
- Los celos. La gestión de los celos de Telmo hacia su hermana sigue en proceso. Todo se ha normalizado ahora, que la niña tiene casi 2 años, pero los comienzos fueron más complicados.
- La familia. La sensación de familia, se hace aún mayor. De 3 a 4 cambia la perspectiva. Nunca tener 2 lados para que se acurruquen tus hijos fue tan importante.
VUELTA AL TRABAJO
Como siempre, esta es mi experiencia. Cada madre, lo vive de una manera, pero me he encontrado ya con varias que lo han vivido como yo.
- Primer hijo. Yo tenía muchas ganas de volver a trabajar. No sé si porque mi mundo se reducía únicamente a marido y niño; o porque necesitaba volver a mi vida pre-madre. Lo cierto es que cogí la vuelta al trabajo con muchísimas ganas. Dejar a Telmo en la guardería fue un proceso fácil. En general, a los 4 meses, casi me urgía retomar mi vida.
- Segundo hijo. Tenía muchas ganas de volver a trabajar, pero ya no de la misma manera. Esa vuelta a mi vida anterior, aunque la necesitaba, no me urgía tanto. De hecho, me tomé 3 meses de excedencia antes de retomar mi trabajo. El conocimiento del bebé, y de sus necesidades, hizo que decidiera estar con mi hija 3 meses más. Además, aproveché para ejercer de madre full-time con mi hijo, que él también me necesitaba.
En definitiva, la experiencia es un grado. La emoción del primer hijo, no tiene comparación. Pero, la emoción con la que vives la llegada del segundo tampoco. Ahora… ¿cómo es la de un tercero?
1 Response
EL EMBARAZO. Cosas bonitas, mitos y demás. - Mamasuperplus
octubre 9, 2018[…] literatura de por medio. De hecho, la ciencia de la maternidad comienza con el embarazo. Ya conté como fueron mis embarazos en un post anterior. En este os quiero contar que veo yo de bueno, qué hay de mito, y qué es no tan […]